El ambiente invita a recrear los modos de la época y nuestro Sergio, que lo mismo sirve para rescatar una gaviota herida que para escribir un reggeaton, improvisa junto con Lander, Eneko y Lier una pequeña representación.
A continuación, nos dirigimos a la península en la cual se hallan los restos de un antiguo castillo, en el que supuestamente vivió Arturo. Pasamos junto a una preciosa iglesia en lo alto de la bajada hacia la península y nos encontramos con una boda. ¡Otro sábado que vemos otra boda!
Amenaza lluvia, pero continuamos adelante como intrépidos exploradores. Cuando llegamos a las ruinas del castillo y empezamos a devorar los sandwiches de nuestro packed lunch, cae un chaparrón y nos dividimos: algunos vuelven al pueblo para buscar refugio en los cafés y las tiendas. Sólo unos pocos valientes permanecen en la roca. Como suele suceder en Inglaterra, tras unos minutos la lluvia cesa y podemos explorar a gusto.
A las tres y media estamos todos de vuelta en el bus. Como siempre, los nuestros van corriendo a ocupar los asientos de atrás, no vaya a ser que alguna vez los cojan los rumanos... Cuando llegan, no tienen reparo en cambiar de sitio las mochilas del otro grupo, que habían dejado para guardar los sitios. Las monitoras teníamos la idea de bajarles del bus y obligarles a ceder el sitio, como castigo a las carreras de esta mañana, cruzando por cualquier sitio la carretera, sin mirar y sin obedecer las instrucciones de los monitores y guías; pero al final decidimos no perder más tiempo, porque queremos visitar Boscastle. Error. La "tragedia" está a punto de desatarse.
En Boscastle (que no tiene boss ni tiene castle), tenemos sólo media hora. De los nuestros, sólo Izaro U. y Sergio quieren entrar en el Museo de las Brujas. El resto, pasea por el pueblecito y por el puerto.
Cuando volvemos al autobús, los rumanos se han vengado. Esta vez han sido ellos los que han escondido las mochilas de los nuestros. Se arma un tumulto considerable, hay mucha agresividad en el aire. No nos vamos a mover hasta comprobarbque todas las mochilas aparecen y que no les falta nada. Con 10 minutos de retraso sobre el horario convenido, con los ánimos aún muy alterados, partimos hacia Barnstaple.
Pero cuando pensábamos que ya podíamos relajarnos y disfrutar del viaje, Sergio llama por teléfono. Acaba de salir del museo, 20 minutos después del meeting time, ¡¡nos lo hemos dejado atrás!! Media vuelta a buscarle. Es la primera vez que no nos hemos numerado, en el fragor de la batalla. Y, ley de Murphy, es cuando ha faltado alguien. Otra cosa que vamos a tener que requisar, los MP4 y los altavoces en el autobús, porque no se enteran de las instrucciones.
Llegamos sin más sobresaltos, afortunadamente. Eso sí, un buen repasito esta noche en el grupo de Whatsapp. A partir del lunes se acaba la excusa de los rumanos, por lo que esperamos que cumplan estas normas básicas que todos, sin excepción, se han saltado:
1. Cruzar por el semáforo y sin correr para coger el mejor sitio.
2. Sentarse correctamente y con el cinto puesto.
3. No comer ni beber en el bus.
4. No dejar basura por doquier.
5. Escuchar las instrucciones y prestar atención a los monitores y guías.
Se aceptan apuestas...
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